- ¿Cómo querés que no haya muertos en el patio?. - Brama la mujer tupida de ojos.
- Te digo, te dije, lamiéndote sola.
- No se puede. 
- Que te quedes con el pájaro. Te pido que te quedes con el pájaro. - Llora la cubierta de pozos.
- No hay lugar en el pájaro para mi. No hay lugar en mi para las alas del bicho.
- He visto la noche y tenia otros ojos. No eran negros. - Sonríe, de color celeste.
- Nunca lo mismo. Siempre él chorreandome por los ojos.
- No me voy a quedar. No me voy a quedar en ningun lado donde no se sienta esa cosquilla.